Desde 1990, la Región de Antofagasta dispone de un eje estratégico de desarrollo orientado a la internacionalización a partir de la cooperación descentralizada entre Instituciones Nacionales, Estados Subnacionales, Empresas, Universidades y OSC’s.
La tendencia global creciente de internacionalización e integración de los Estados y regiones, unida a la descentralización y consolidación de los sistemas democráticos en América Latina, Asia y Europa, han favorecido los acuerdos internacionales entre países y bloques económicos, incorporando progresivamente la participación de nuevos actores.
Los Gobiernos Regionales son parte de los nuevos actores que ejercen una creciente actividad internacional. En esto, la región desempeña un papel relevante, en tanto procura formas de integración subnacional: “integración horizontal” o “integración región-región”.
En este contexto, el Lineamiento Estratégico, tiene por finalidad consolidar a la región como eje de Integración de la ZICOSUR y plataforma de negocios para la provisión e intercambio de bienes y servicios entre ésta y los países de la cuenca del pacífico.
Transcurridas varias décadas, es necesaria una revisión del proceso de internacionalización y una evaluación de sus resultados, en la competitividad regional y en el desarrollo humano. Esto considerando la complejidad del proceso, escenarios múltiples y factores diversos con expresiones locales, nacionales y mundiales, en lo económico, político, institucional, cultural, científico-tecnológico, público-privado.
La Re-formulación de la Política Regional de Internacionalización, constituye uno de los principales desafíos para el desarrollo, en tanto releva las características distintivas del espacio geográfico, así como la dinámica de los procesos económicos, sociales y culturales de nivel internacional. La realidad actual supera los atributos estructurales de sus condiciones y obliga a pensar en los procesos de gestión, crecimiento y desarrollo desde una perspectiva holística, sistémica y compleja.
En este ámbito las acciones no son nunca aisladas sino que son “incrementalistas”, ejerciendo con ello un efecto-demostración que estimula a los participantes a ensayar fórmulas iguales en otros ámbitos.
El término de paradiplomacía (“paradiplomacy”) surge a partir del debate académico llevado a cabo por los investigadores Ivo Duchacek y Panayotis Soldatos a mediados de la década del ochenta.
Estos autores proponen que la paradiplomacía se desarrolla en los ámbitos “global y regional”. En el caso de lo global la paradiplomacía se ocupa de temas que conciernen al sistema internacional como un todo, mientras que en lo regional los temas son tratados en el espacio de las comunidades.
Por otra parte para la paradiplomacía se relaciona con las comunidades, e involucra un ámbito macroregional cuando los actores se ocupan de asuntos de sus comunidades que están alejadas entre sí, y se entiende como microregional cuando los temas competen a comunidades geográficamente limítrofes.
Como se puede observar el concepto de paradiplomacia se refiere a las relaciones internacionales realizadas por los gobiernos descentralizados (algunos incluyen factores de la sociedad civil) subnacionales, regionales o locales, con el fin de promover sus propios intereses.
Actualmente también se ha incluido como actividad de la paradiplomacia una gama amplia de posibilidades de contactos entre asociaciones multilaterales y las autoridades locales. De este modo los gobiernos descentralizados – como ocurre con los gobiernos regionales en Chile – han sido capaces de implementar una serie de acciones como Organizar giras internacionales; misiones al extranjero; participar en eventos de comercio, industria e inversión para mostrar y promover productos, servicios, tecnología, y turismo; presentar proyectos de desarrollo ante agencias de cooperación y organismos internacionales; ser sede de eventos internacionales, los cuales permiten promocionar el turismo y el comercio, además de que generan recursos económicos muy importantes para el territorio; realizar hermanamientos con municipios y ciudades del extranjero; participar en asociaciones de gobiernos locales, ya sea nacionales, regionales o internacionales.
El objetivo de toda estas actividades en el contexto de la gestión paradiplomática es hacer frente a las complejidades de un mundo cada vez más especializado y dinámico, dónde los conflictos y sus fórmulas de solución deben hallarse en espacios más amplios.
No obstante, el debate hoy día pasa por saber si este cuerpo de actividades agrupadas bajo la noción de “paradiplomacia” será llevada a cabo tanto en apoyo y en complementariedad con el Estado centralizado y su esfuerzo diplomático, o entrará en conflicto o competirá con él. La reciente actividad de las cancillerías de Brasil, Argentina y Chile sugiere un derrotero que busca conducir la naciente actividad paradiplomática en el sentido de complementariedad con el Estado.
En el caso chileno, lo anterior ha implicado una inserción internacional integral del país. Vale decir, tanto el Estado como sus regiones y municipios, han sido partícipes de este proceso. Estos dos últimos actores participan activamente de organizaciones internacionales multilaterales y, además, generan y ejecutan acuerdos de cooperación internacional para sus instituciones y el desarrollo de sus territorios de forma permanente.
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